SOMOS FRAGILES
COMPARTIENDO DIÁLOGOS
CONMIGO MISMO
SOMOS FRÁGILES
(Habitar en el corazón de Dios es vivir en sus Palabras)
Lo que nos trasciende y
enciende por dentro,
es el pulso entre el buen obrar
y mejor hacer,
que es lo que en verdad nos
hace ser eternos,
sentirnos libres, concebirnos
justos, crearnos
y crecernos, al examen diario
de nuestro andar.
Al ser hijos de la luz, con el
alba el alma aviva.
Nuestro patrimonio es la savia
y no la agonía,
es el deleite místico del
camino a explorar,
que no es otro frenesí, en
llama concebida,
que la contemplación del
corazón de Jesús.
Busquemos tiempo para hallarlo
de una vez
y para siempre, pongámonos en
silencio,
cada soplo de Dios es un cielo
a compartir,
son esos instantes que surgen
porque sí,
los que nos permiten ser y
formar familia.
La mejor hacienda nuestra
propia conciencia,
aquella que nos llama a los
brazos de Jesús,
a estar próximos al prójimo
para ser vida,
a vencer la tentación de este
espíritu mundano,
a convencernos de que nada soy
por mí solo.
Cuando no hay humildad, el ser
se degrada.
Despojarse de vicios y vaciarse
de mundo
es lo justo, para no violar los
derechos ajenos,
para no quebrantar los vivos
frutos de Cristo,
siempre cercano a lo divino y a
lo humano.
El lenguaje de la cruz nos
anima y reanima,
a esa unión en comunión de
corazones,
a esa reunión fraterna que nos
glorifica
y nos redime de nuestra
historia por amor,
un aire más enérgico que el
voz de la muerte.
La pasión que brota dentro de
sí, es la prueba.
Nada es sino hay afecto y
efecto por servir.
Aquel que se quiere, por si
mismo ya vive,
y si lo hace a los demás, más
se reaparece.
Nuestra fragilidad se fortifica
latido a latido.
Víctor Corcoba Herrero
corcoba@telefonica.net
23 de noviembre de 2019.-